Pandemia

Per Luis Mendoza Prario
Pandemia

Estamos viviendo unos meses realmente duros y llenos de incertidumbre por la situación provocada por un virus, el SARS-Cov2, causante de la enfermedad que han dado en llamar la Covid19.

Meses duros por el confinamiento al que nos obligaron para intentar frenar los contagios y llenos de incertidumbre por las consecuencias económicas tan nefastas que generó el confinamiento tan largo y severo. Pocos países se han visto tan mal tratados como España, que ha visto cómo han ido enfermando muchas personas y su economía, cuenten lo que quieran contar, destrozada.

Lo cierto es que en marzo del año 2020, después de las manifestaciones y otros actos públicos, como partidos de futbol, Convenciones, etc, nos obligaron a confinarnos con uno de los cierres más severos que ningún país haya adoptado. Ese confinamiento duró tres meses, hasta, si no me equivoco, el 21 de junio. A partir de esa fecha se nos dijo que se había superado la pandemia, que salimos más fuertes, que había que disfrutar… Falacias, engaños. Lo cierto es que a esa fecha del 26 de junio había (según las cifras oficiales, algo más de 260.000 contagiados… A fechas de ahora, 29 de abril de 2021, cuando estoy revisando estas líneas que empecé a escribir en octubre del año pasado, hay, también según cifras oficiales, más de 3,400,000 contagiados. ¡Más de 3 millones se han contagiado en 13 meses!. En octubre del año pasado, después del verano, había ya más de 800,000 (más del doble en tres meses de verano que en los tres meses de confinamiento). Ni se adoptaron medidas de prevención, ni se concienció a la ciudadanía de que la pandemia seguía ahí sin distinguir ni edades ni status social ni nada.

Es muy evidente que los que debían haber puesto los medios para vigilar la salud de los ciudadanos y la economía de la Nación no supieron/no pudieron (queda, evidentemente, una tercera opción: no quisieron, lo que sería muy grave) adoptar las medidas necesarias y suficientes para salvaguardar los dos entornos: sin salud no puede haber economía, pero si la economía no funciona (sobre todo en esta sociedad tan dominada por ella) la salud se resiente mucho: que se lo pregunten a los que llevan meses sin cobrar los ERTES, sin ingresar un euro en su casa para cubrir sus necesidades mínimas. Que se lo pregunten a los que ya se han quedado sin trabajo y sin posibilidades de volver a encontrar otro que les permita seguir cuidando de su familia.

Pero no toda la responsabilidad es de los políticos, hay otras causas que, a mi entender, colaboran a la extensión de la situación que estamos padeciendo. Vamos a intentar poner puntos sobre las íes de manera que sepamos a qué atenernos y cómo actuar de la mejor manera posible para conseguir frenar la extensión de los contagios.

Para ello nos vamos a remontar al siglo pasado, a la pandemia mal llamada de “Gripe Española”. Ya en aquella época se utilizaron medios que hoy hemos tenido que volver a utilizar. Claro, hablo de las mascarillas, ese elemento que tantos enemigos tiene, alentados por determinados ambientes (no sé si dirigidos o no pero seguro que están muy mal informados), y que nos decían al principio que no había que utilizar.

Veamos primero qué es lo que dicen los informes de los científicos, basados en la experimentación, probados y aprobados por pares. Nos están diciendo que el contagio de la Covid19 se realiza por gotículas, por las superficies (fómites) aunque muy poco, apenas destacable, y, sobre todo, por aerosoles.

Las gotículas, que son gotas de saliva que emitimos al hablar, toser, estornudar, no permanecen mucho tiempo en el ambiente, pesan, tienen un tamaño relativamente grande y caen por su propio peso. Al caer pueden depositarse en determinadas superficies donde las gotículas que llevan virus pueden sobrevivir un determinado tiempo (dicen que desde unas pocas horas hasta varios días): esto lo denominan fómites. Los aerosoles son partículas muy pequeñas que pueden contener virus que emitimos al hablar, al cantar, al toser, etc. Los aerosoles están formados por partículas muy pequeñas que pueden permanecer en el aire durante un tiempo más o menos largo en suspensión. Estos aerosoles son los principales causantes de los contagios. La OMS parece que recientemente ha asumido que eso es así, lo cual no ha beneficiado a la contención de la propagación de la infección, lo mismo que sigue medio diciendo, creo que con la boca pequeña, que las mascarillas no sirven demasiado…

Pues bien, las mascarillas, que tanto nos dijeron que no eran necesarias, nos confesaron que lo dijeron porque no había existencias, a pesar de que desde años anteriores se dispone en España de un protocolo de actuación de “pandemias de gripe”. Si desde el principio se hubiesen seguido las indicaciones del protocolo se hubiesen adoptado medidas oportunas para paliar los efectos de la pandemia (adquisición de medidas de protección, consejos a la ciudadanía, etc).

Sí, había un protocolo que se desarrolló en el año 2005 y que posteriormente se modificó, en diciembre de 2006, editado con el título “ACTUALIZACIÓN DEL PLAN NACIONAL DE PREPARACIÓN Y RESPUESTA ANTE UNA PANDEMIA DE GRIPE”. (Quien quiera saber más puede obtenerlo en la dirección: https://www.mscbs.gob.es/ciudadanos/enfLesiones/enfTransmisibles/docs/ActualizacionPlan_diciembre2006.pdf

Ahora nos están diciendo que la solución la tenemos en la mano (ya han salido vacunas, varias y con diferentes desarrollos) y nos invitan a vacunarnos. Nos indican, por activa y por pasiva, que para finales de agosto estaremos vacunados el 70 por ciento de la ciudadanía (más de treinta millones de ciudadanos). Permitidme que os diga que, sinceramente, no me lo creo. Para esa fecha quedan 4 meses. Desde que se comenzó a vacunar (diciembre del 2020) han pasado otros casi 4 meses y no llegamos a cuatro millones de vacunados. Faltan casi veintinueve millones: el promedio de vacunación debería ser de casi dos millones de vacunados por semana (contando siete días por semana deberían ser vacunados casi trescientas mil personas cada día, incluidos sábados y domingos…

No contentos con todo este impresionante follón nos tenemos que enterar de que en India ha surgido una nueva variante del virus (la llaman doble mutante). Aún no se conocen muy bien sus características pero sí sus efectos que, en la India, están siendo devastadores, terroríficos. Pues bien, nuestros responsables decidieron poner en cuarentena a los viajeros procedentes de India a partir del sábado: mientras tanto, siguen entrando en España ciudadanos que pueden estar contagiados y, si como temen los científicos, esta variante es resistente a las vacunas la tenemos liada y bien gorda porque si se empieza a contagiar la gente, con lo más contagiosa que es esa variante podemos decir que el país se va, definitivamente, a la ruina total y a la debacle más espantosa. Los países europeos cerraron ya sus fronteras a esos viajes hace días.

 Mientras no tengamos un porcentaje alto de la población que se encuentre en alguna de las dos opciones (haber pasado la enfermedad o estar completamente vacunados) se está permitiendo que el virus siga contagiando y tenga la posibilidad de seguir mutando a nuevas variantes que pueden ser o más contagiosas o mas letales (o ambas a la vez). Y aunque se nos diga que el virus, inteligentemente, no pretenda matar (porque si mata desaparece él también) lo cierto es que el hecho de contagiar puede provocar que algunas personas lo pasen mal.

Por ello hemos de ser conscientes de que todos juntos hemos de pelear contra el virus, bien poniéndonos la vacuna cuando nos toque o llevando a cabo las acciones pertinentes para colaborar en que no se siga extendiendo (medidas de higiene, de distancia y uso de mascarillas)

Y no hagamos caso de nada ni de nadie más. Solo así podremos irnos librando poco a poco de esta pandemia que nos está trayendo de cabeza y nos está provocando males y problemas continuamente. Cuando ya va llegando a su fin la situación de Estado de Alarma y parece seguro que no se va a prolongar más es cuando hemos de ser más conscientes de que la salud de todos depende de todos y cada uno de nosotros, por lo que hemos de ser consecuentes con lo que es necesario hacer para que, de una vez, nos podamos olvidar de esta situación y podamos emprender otra vez el camino de la recuperación que todos, sin excepción, necesitamos.

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